26 nov 2011

Dress Code I: White Tie

Suponga que ha sido usted fortuitamente invitado a una recepción en el consulado francés, o sencillamente a la puesta de largo de una sobrina suya; en la invitación estipula "Rigurosa etiqueta". No es extraño que, a día de hoy, la inmensa mayoría de gente ignore a qué se refiere el anfitrión con esas palabras. Sin embargo, de retroceder en el tiempo hasta los años veinte/treinta, sería impensable que, pretendiendo vivir en sociedad, se desconozcan los códigos de vestimenta, y el simple hecho de estipularlos en la invitación se consideraría una grave falta de respeto hacia el destinatario.


Consciente de la actual situación de agnosia respecto a códigos, he preferido empezar por la cumbre de la elegancia e ir descendiendo peldaño a peldaño, desplegando por el camino, sin extenderme más de la cuenta, cada uno de los pormenores del vestir acorde a cada situación.


En primer lugar es de rigor puntualizar que, aunque el código de vestimenta actual es de origen inglés, dicho país no puede atribuírse el mérito de haberlo inventado partiendo de cero, pues las prendas que lo componen son patrimonio de toda la sociedad occidental, aunque sí les debe agradecer el esmero con que lo han sabido conservar pese al devenir de los tiempos modernos, y lo que es más, lograr que se convierta en un estándar a nivel mundial.

Sin más dilación, empecemos.

1. Rigurosa Etiqueta (White tie):

Esta categoría se nos exigirá en los eventos más formales que acontezcan a partir de las seis de la tarde, tales como bodas, recepciones, entregas de condecoraciones, grandes estrenos de ópera o danza, puestas de largo, cenas de gala y bailes o cotillones. Los actos académicos y ceremonias de graduación, tengan lugar ya sea durante el día o por la noche, también exigirán esta vestimenta, si bien en una versión modificada. En las invitaciones suele figurar como "Rigurosa Etiqueta", "White Tie" o "Gala".

Damas:

Si es mujer, está de enhorabuena. En primer lugar, porque la intuición propia de su sexo es en estos casos su mejor aliada, y aunque probablemente nunca haya leído manuales o ensayos relacionados con protocolo y la etiqueta, sabrá perfectamente qué llevar en una ocasión de tal magnitud. Asimismo, cuenta con muchísima más libertad (y perspicacia) para combinar accesorios, colores y telas que nosotros los varones.


Atuendo
Vestido largo
Normalmente en seda o tul, de colores pastel o blanco. Aunque no existe limitación en el color, se suelen preferir colores más vivos para situaciones más informales, como los cócteles. La longitud del vestido debe ser hasta el tobillo como mínimo.
El vuelo de la falda varía según épocas y estilos.

Cabeza
 
Tiara
Cuando se exigen condecoraciones de estado, a las mujeres, frecuentemente sólo a las casadas, les corresponderá llevar tiara.
Cuello
Estola
Un chal elaborado en telas/ pieles preciosas.
Abrigo
Tipo Capa u Opera Coat 
Calzado
Zapatos Formales
De tacón, que combinen con el vestido.
Sandalias Formales
Especialmente en épocas calurosas.
Zapatillas de ballet 
Si la celebración incluye bailes.
Accesorios
Guantes largos



Blancos o que combinen con el vestido.
Sólo deben quitarse durante la cena.
Joyas
Oro, plata, platino, piedras preciosas. Saque a relucir lo mejor de su colección y combínelas bien. Sólo están permitidos los relojes tipo joya brazalete de modo que su función quede disimulada.
Bolso 
Tipo Clutch.


Notas
Condecoraciones de Estado
Si la condecoración ha sido otorgada a una dama y se solicita o es de suponer que deberá llevarla, ésta deberá ir sujeta a modo de broche con un pequeño lazo en el pecho.
Alternativas
Vestido Tradicional o Regional 
También son apropiados para cualquier tipo de evento formal.

Caballeros:



Atuendo
Frac
Color Negro o Azul noche (midnight blue). Solapas en pico, de seda en raso. Los faldones deben quedar a la altura aproximada de la rodilla. Por delante, la chaqueta cubrirá el chaleco hasta el pantalón. Pese a contar con doble botonadura (seis botones en total), ni puede ni debe abrocharse. Tela: lana de alta calidad. Antiguamente se contemplaba una mayor variedad de formas en cuanto a solapas.

(Moss Bros.)

Sombrero 
De Copa 
De seda o fieltro pulido negro. Sólo debe llevarse puesto en exteriores.
Cuello: almidonado e intercambiable

Corbata de lazo blanco 
De piqué (algodón) o moiré (seda color marfil). Nudo siempre hecho a mano. En Inglaterra el piqué se conoce como marcella.
Evening Scarf



Bufanda de seda, blanca/ marfil.

Abrigo
Capa
Prenda de abrigo sin brazos que cubre el cuerpo hasta el tobillo y suele abotonarse con un broche en la parte superior.
Lana, cachemira, terciopelo, satén, seda y fieltro son los materiales más comunmente usados.
Debe estar forrada con materiales de máxima calidad.
Abrigo Chesterfield (alternativa) 

Chaleco

Chaleco
De piqué blanco o moiré. Botonadura simple (3 o 4 botones) o doble (4 botones normalmente). A menudo no tiene parte trasera, se sujeta mediante dos correas elásticas.
Camisa
Camisa tipo Bibed-front o Full dress Boiled Tunic Shirt
De algodón blanco con pechera almidonada y tres orificios para botones tipo joya.
De cuello intercambiable: acepta cuello tipo wing o bien imperial, pero nunca cuello girado (turndown).

Pantalones

Largos o Calzón corto
Dos galones de seda en el lateral.
Sin dobladillo ni pasador de cinturón. Con botones para tirantes.                                         
Tobillos
Calcetines
De seda negra, a hasta la rodilla. De llevar calzón corto quedarán al descubierto, luego se recomienda elegir unos de mayor grosor.
Calzado

Edward Green formal pumps
Pumps o Court Shoes
Zapatillas negras con lazo de seda decorativo. De charol para la noche o de piel negra pulida para el día.
Zapato Oxford 
De charol negro, con cordones de seda. Opción más moderna.
Accesorios
Guantes

Blancos (excepto en actos académicos/religiosos, negros). De cabritilla o ante.
Gemelos
Preferiblemente en oro, ónix o madre perla.
Botones Joya

Preferiblemente en ónix o madre perla y oro.
Tirantes

Blancos de seda o elásticos.
Pañuelo
De lino blanco.
Boutonnière

Habitualmente un clavel blanco.
Bastón
Negro con mango metálico o de otro material.

Alternativas
Uniforme militar de gala
Las características varían según rango y nación.
Traje Regional

Vestimenta Religiosa



Las características varían según jerarquía y confesión.
  


Oscar H. Grand: sastrería tradicional

Cuando se habla de sastrería a medida, y por ésta nos referimos a la de toda la vida, la que pasa por mano del hombre de principio a fin, suelen referirse sólo grandes nombres, (Poole, Larrainzar, Attolini) y tal vez como consecuencia de ello resulta todavía más difícil para las jóvenes promesas darse a conocer en un mundo tan menguante como es el de esta profesión.


Oscar H. Grand es uno de estos pocos sastres emprendedores que, en cuanto terminó sus estudios, se asentó en el emblemático barrio del Born de la ciudad de Barcelona, sin reparo alguno en publicitarse desde el primer momento como 'sastre clásico'. Lo avalan diez años de experiencia y multitud de clientela de toda clase y condición. Confecciona artesanalmente chaquetas, gabardinas, trajes, chalecos, pantalones y camisas, de forma totalmente personalizable y con un amplio muestrario de telas para elegir.


Debido quizás a la carencia de inciativas semejantes, durante su trayectoria profesional Oscar ha cosechado un notable éxito y una aceptación sin igual, lo cual indica una vez más que lo clásico nunca pasa de moda y la ropa a medida es una alternativa mucho más sensible al gusto particular y a la individualidad que la confección industrial masiva.


A diferencia de los ya citados grandes nombres, de los cuales Santa Eulalia es el icónico barcelonés, las pequeñas sastrerías como ésta ofrecen precios mucho más asequibles y son una buena forma de dar a conocer a la gente corriente qué es vestir a medida y con ropa de calidad.

No sé ustedes, pero yo en cuanto tenga ocasión me acercaré a echar un vistazo, a saludarle, aplaudir su labor, ver cómo la lleva a cabo y decidir si encargarle un traje... o dos. 

3 nov 2011

Notas sobre el Protocolo

Desde el albor de los tiempos el hombre ha ideado y confeccionado toda clase de reglas con el objetivo de establecer una necesaria regulación sobre las interrelaciones que inevitablemente sobrevienen a cualquier individuo habitante de una comunidad. La concepción de dichas normas, sin embargo, no surge de un momento de mística y fortuita inspiración. Antes al contrario, son el fruto de un extenso proceso de elaboración, consciente en mayor o menor medida, pero no por ello menos racional, a lo largo del cual se han ido puliendo e incorporando aspectos conductuales y concernientes a la apariencia, cuyos efectos y utilidad, qué duda cabe, han sido largamente testimoniados.


El protocolo es, por tanto, una de las más antiguas herramientas de comunicación social. El protocolo significa mucho más que un conjunto de normas y prácticas de cortesía. El protocolo son todas aquellas actividades, pautas, comportamientos y ceremonias que contribuyen a una ordenación armoniosa y estética de las relaciones humanas. De hecho es, en gran parte, la clave de bóveda que sustenta nuestra sociedad y a la vez corona su cima de guirnaldas. Sin ese soporte, no habría forma de evitar el desmoronamiento de nuestra cultura. Sencillos actos tales como vestir acorde a la magnitud de un evento, saber besar la mano a una dama, ayudar a un anciano a sentarse, dar y recibir elogios de la forma y en el momento apropiados, respetar un turno de palabra durante un debate, etc. son lo que verdaderamente diferencia la civilización de la barbárie; el orden, del caos, y nos permite avanzar como especie.


Ustedes me juzgarán exagerado, pero imagínense, por un momento, un mundo poblado por siete mil millones de criaturas sociales que no llevaran orden alguno sobre sus acciones, que no se respetaran unos a otros, sino que más bien se aplastaran mútuamente. Un mundo en anarquía total, sin equilibrio. Ahora piensen ¿Cuánto tiempo creen que duraría?

No hablamos de convencionalismos baratos, ni de sumisión, ni de homogeneización, principios éstos frente a los que me muestro contrario. Hablamos de mantener una mínima y básica Ordenación.



No es desconocido por biólogos o naturalistas que los protocolos de conducta social y hasta una cierta ceremoniosidad son cosas hallables, en distintos grados de complejidad, en muchos de los seres vivos que pueblan nuestro planeta. Y no necesariamente hablamos de simios u otros mamíferos. De entre los denominados animales superiores, los hay como las hormigas o, en particular, los himenópteros, que tienen una férrea estructura social y una muy sofisticada forma de comunicación. "La danza de la abeja", sin ir más lejos, supone un modelo de conducta de elevadísima dificultad y gran belleza, que permite a esos diminutos seres comprender a sus semejantes, saber si estos han encontrado alimento y su localización exacta, permitiéndoles sobrevivir.

Los pájaros y sus ceremonias de cortejo son otro magnífico ejemplo. El ave del paraíso hipnotiza a su pareja con su elocuente danza y su plumaje resplandeciente. Otros deben construir un nicho nupcial con una clara y específica finalidad social. Algunos, como el Remiz pendulinus (pájaro moscón, para los profanos) cambian de plumaje durante la época de cría para resultar más atractivos y lograr el objetivo de la seducción. Y no podemos evitar mencionar al espléndido pavo real, que nos abre un auténtico abanico de color en sus meses de celo.


Ha quedado patente, por tanto, que, en todas estas situaciones, buenas razones, evolutivas en este caso, son las que sustentan las citadas prácticas. De no ser así, con seguridad esas especies se verían obligadas a  afrontar retos de envergadura para prevalecer. Ya sin intención de prolongarnos más, y regresando al mundo de los humanos, cabe preguntarse ¿por qué, de ser hasta tal punto relevante el  papel del protocolo en nuestras vidas, se prescinde de él tan a menudo? ¿por qué se contempla su desaparación?


Si bien es cierto que a lo largo de nuestra historia, algunos períodos se han caracterizado por una prominente protocolización (id est, el reinado del rey Pedro IV de Aragón, a quien sus súbditos tuvieron a bien de apodar "El Ceremonioso", o todo el siglo XVIII, durante el cual se alcanza el máximo refinamiento), 'excesiva protocolización' para algunos desde el prisma actual, la cruda realidad es que hoy en día nuestra especie padece una importante regresión consuetudinaria. Se olvidan viejas costumbres como el cortejo y se prefiere una sola noche de sexo con alguien desconocido a quien no se volverá a ver. Se descuida la urbanidad y el respeto, lo cual da lugar a incómodas situaciones  causantes de crispación, se barajan códigos y atuendos, se genera confusión; se pretende cosechar, con mediocridad, distinción; con lo obsceno, naturalidad; con tosquedad, simplifiación; con desorden, diversidad; con ruido, una canción. 


Hablar de protocolo, sea en animales o en hombres, es hablar de hacer el mundo un poco más bello, de adornar hasta el más pequeño intercambio de palabras, de poner un lazo sobre cada sílaba y un brillante sobre cada gesto. Sin ceremonia, sin aderezo, hoy el mundo es un poco más feo, un poco menos digno.

Las formas son importantes, no me cansaré de repetirlo. Las formas... lo cambian todo. Y a quien no me crea le digo "En cierta ocasión, una reverencia le salvó la vida a la reina de Francia".