6 sept 2011

Una pequeña reflexión

España es una patria indivisible, mal que les pese a algunos y si no fuera por los gobernantes que tenemos, ésta sería una gran nación y sobretodo libre.

La política que es por lo que se rige cualquier país, hace tiempo que ha dejado de ser una vocación para pasar a ser una profesión, ya no se mira por el interés patrio ni por sus ciudadanos, sino por un simple papel que depositamos cada cuatro años.

Ya no miran por nuestras necesidades, sino por sus privilegios. Nos quitan servicios mientras mantienen sus lujos. Desatienden a los más necesitados y ellos no bajan de su coche oficial. Recortan en educación y sanidad, ellos tienen colegios de privilegio y sanidad privada, no pasa nada. Perdemos, gracias a ellos, el trabajo y el banco nos quita nuestra casa, ellos miran sentados desde sus cómodas butacas del Congreso. Nos sangran a impuestos y ellos dan subvenciones millonarias a sindicatos y ponen pinganillos en el Senado.

Me gustaría que aquí hubiera acabado, pero podría tirarme toda la noche así, por desgracia.

Otros factores que destruyen de una forma brutal la estabilidad en España es el nacionalismo. El nacionalismo se podría definir como una voraz víbora que intenta sacar partido hasta de la más mínima ley que un gobierno intenta sacar adelante.

No deja avanzar al país sin chantaje previo, sin pedir, entorpecer y ralentizar todo lo que puedan. En mi humilde opinión, los partidos de esta índole deberían estar prohibidos en el Congreso de los Diputados, ya que se trata de una Cámara donde se tratan los temas que afectan al país entero y ellos sólo buscan el interés de su región. Para eso ya existe el Senado.

El nacionalismo prohíbe, cohíbe, cercena libertades a aquellos a los que no le son afines sin miramiento alguno. Se pasan por la torera todo aquel precepto o mandamiento que salga de un tribunal para ellos “extranjero” o que no diga algo que les plazca y, para más inri, nos quedamos mirando como bobos mientras lo hacen.

Entramos en dos conflictos, pues. Uno el problema con los políticos actuales que no hacen más que mirar por su interés personal y partidista y, por otro lado el conflicto con el nacionalismo, cada vez más radical.

Creo que todo esto deriva hacia un futuro conflicto callejero, que no nos sorprenderá a ninguno.

1 comentario:

  1. Buen resumen de la situación actual. Lamentable pero cierto, cada uno de los puntos que usted trata. Un apunte sobre los partidos secesionistas: personalmente no creo en las prohibiciones, y de hecho para el caso que usted menciona, no sería necesario eliminar por ley su presencia en las cortes. Bastaría con reformar la ley electoral de modo que se aplique el criterio más razonable y sensato, es decir, una persona un voto, sin diferencias entre comunidades o ciudades, contando únicamente individuos. De forma que el partido regional que sólo se presentara en su comunidad con intención de conseguir un número suficiente de diputados como para que "le necesiten" en el Congreso a la hora de aprobar leyes o enmiendas, sacaría los representantes que se merece, es decir, pocos o ninguno, respecto al total de la población española. Los separatismos locales se han vuelto, al fin y al cabo, un negocio, una forma de enriquecerse que se aprovecha del sentimiento más aldeano y cantonal que habita en cada uno de nosotros y que, siempre con mentiras y engaños, trata de destruir toda cohesión del tejido social para beneficio propio.

    Cordialmente,

    Mariscal

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